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sábado, 24 de agosto de 2013

Capítulo 18

Aparca su moto en un parking cerca de la estación de metro de Tarragona, andan un poco y llegan a su destino. Hotel B, en plena Plaza España. Paola se queda boquiabierta, sabe de sobras lo caro que es ese hotel, ella misma le pago una habitación a sus padres que costo casi 200 euros. Entra de la mano de Fabián, tan elegantes los dos. Es increíble lo que está viviendo. Se paran en recepción, Fabián da sus datos y la joven recepcionista le da la llave de la habitación. Suben en ascensor hasta la cuarta planta, en la quinta esta la piscina que deja ver las increíbles vistas de Barcelona. Mete la llave en la ranura y… ¡increíble! Es todo mejor de lo que había imaginado. Una cama de matrimonio llena de peluches de corazones, la habitación llena de velas, luces románticas… y un sobre en la cama.
- Dios… No tengo palabras. ¡Eres genial! – y le da un beso en el que casi le salen las lágrimas, esta increíblemente emocionada.
- Es un menos de lo que te mereces, mi princesa.
- No digas bobadas, ¡por favor! Ni de lejos me merezco esto, tú me lo estás dando todo sin ni si quiera pedírtelo, ¿sabes lo que es eso? ¡A mí nunca me habían tratado tan bien! Nunca me habían hecho sentir una princesa… ¡Que digo princesa! Una reina, eso es lo que me haces sentir, me encantas, cariño, me tienes locamente enamorada.
Y se besan. Momentos de esos en los que no hacen falta palabras.
- ¿Y ese sobre? – dice ella, curiosa, mordiéndose el labio.
- Más adelante lo veras, amor… No seas tan impaciente como siempre.
- ¡Jo! Es que como me haces estas cosas sabiendo lo tonta que me pongo…
- Porque me encanta cuando te pones así de tonta.
- ¡Te quiero! ¡De verdad!
- Yo te amo princesa.
- Calla mi rey, esta noche es nuestra, ¿vale? Me comprometo a hacerte feliz cada segundo de mi vida. ¿Tú te comprometes?
- Desde que te conocí me prometí hacerlo… Espera, mira. – va a la pequeña neverita y saca de ella una botella de Champan, coge de un armario dos copas y sirve un poco en cada una de ellas. – Vamos a brindar. – le da una copa.
- ¡Vale! Por ti, por mí, por siempre.
Chin-chin. Un brindis por el amor. Por el amor al amor. Por la felicidad. Por todo lo que están consiguiendo juntos.
- Ahora vengo, cariño.
- ¿Dónde vas?
- No tardo nada, ponte cómoda.
Él sale por la puerta, ella se queda ahí, sola. Ilusionada. E intrigada. Tanto, que decide abrir el sobre. Una carta. En la parte de atrás, de diferentes colores, está escrito ‘Recuerda sonreír’. Se decide a leer, temblorosa, con miedo de que entre y le vea leyendo eso, que todavía no le ha dado permiso.
“Hola cariño, ¿te gusta la habitación que he reservado para ti? Yo creo que te encantará, pero eso no me importa, porque yo haré que sea la mejor noche de tu vida. Sé que es pronto para decirlo, para mandarte una carta explicándote mis sentimientos, pero solo tú, en días, has conseguido ser la razón de mis razones, el motivo por el que levantarme por la mañana y pensar que no será una mierda de día. Tú, con tu sonrisa, tus palabras, tus enfados de niña pequeña, tus besos, tus abrazos, tus caricias… simplemente tú. Me has enamorado, y esto ya son palabras grandes. Tan grandes como tú, bueno, no, eres tan grande que nadie se te iguala. No tengas miedo, ¿vale? Yo nunca te haré daño, yo nunca te dejare sola, si te caes, me acuesto contigo, si piensas que es un mal día, te haré ver que puede que lo sea, pero que no es una mala vida. Déjame demostrarte que no soy como los demás, déjame demostrarte que no te equivocaste que elegiste a quien justo va a darte el mundo que soñaste. Las palabras se quedan pequeñas para sentimiento tan grande. No me imagino una vida sin ti, no me puedo ni quiero imaginar que una mañana me despierte y no reciba tus buenos días, no puedo imaginarme no verte los jueves a la salida del instituto y que te avergüences porque no te gusta cómo te queda el chándal y no puedas ni mirarme a la cara. No puedo imaginarme sin tus gritos cuando acelero con la moto y tus suspiros cuando te como a besos. No puedo imaginarme el día a día sin ti, sin esas pequeñas cosas que te hacen ser la única. No la primera, pero te prometo que serás la última. Imagínate tú y yo, casados, con dos hijos, luna de miel en Paris, o en Londres, o en Hawái, o en Brasil… en cualquier sitio, pero con el mismo anillo en tu dedo corazón. ¿Mi corazón? es tuyo, cuídalo. Te voy a llenar de amor y de sorpresas, voy a hacerte feliz hasta que me falte el aliento, voy a luchar por ti como nunca lo había hecho por nadie y ¿sabes porque? porque eres a la única que he querido de verdad. Te amo princesa.”
Lágrimas. De felicidad. De emoción. De incredulidad. ¿Cómo se puede tener tanta suerte? ¿Cómo de un día para otro eres la niña más feliz del universo? Y

miércoles, 21 de agosto de 2013

Capítulo 17

Enciende su portátil e inicia sesión en Facebook. Tiene un mensaje privado no leído. Lo abre. Es de Julia…
‘Me prometí a mí misma no escribirte nada ya que la culpa de todo es mía, pero al menos te mereces una explicación de mis actos, aunque entiendo que no la quieras. Yo te quiero, Marc. Te quiero como nunca he querido a otro en mi vida, es más, creo que eres al primero y al único que he querido de esta forma, me he enamorado de ti y me he dado cuenta tarde, lo se… Sé que lo que tuviste que ver te dolió, no sé ni porque lo hice pero sabes de sobra lo impulsiva que soy y lo caprichosa, en ese momento necesitaba algo que me demostrara que de verdad te quería, no fue la primera vez pero si la última, porque en cuanto te vi entrar por la puerta de mi casa me di cuenta de que a quien quería era a ti… Que solo por ti mataría a quien hiciera falta, que solo por ti lucharía de verdad, y ahora voy a luchar por ti, porque te lo mereces, voy a demostrarte que eres increíble y que tal y como me dijiste hace un mes, yo soy la mujer de tu vida. Tú eres el hombre de mi vida, con el que me quiero casar, pasar la luna de miel en las Maldivas y tener dos hijos, una niña y un niño. ¿Te acuerdas de todas las veces que hemos hablado sobre esto recién levantados? Discutir por el nombre de nuestros bebes, discutir seguidamente y encontrar siempre remedio. Las mil peleas que hemos tenido por celos, desconfianza, amor… porque somos iguales, tenemos la misma forma de hacer las cosas y de pensar, por eso chocábamos tanto, pero por eso mismo siempre terminábamos comiéndonos a besos. Por favor, nunca olvides todos los momentos que has vivido conmigo, los buenos, borra los malos, yo te voy a ayudar a borrar los errores que he cometido, te voy a demostrar que nunca encontraras a una chica como yo. Te amo, Marc. Te amaré siempre y te esperaré el tiempo que haga falta, volveremos a estar juntos en esto. No me imagino la vida sin ti. Si quieres saber de mí, solo tienes que llamarme. Yo siempre he estado ahí. Recuérdalo.’
Es difícil decirle que no a alguien que te ha dado tantos momentos para recordar. Pero si te fallan una vez, pueden fallarte otra. Los pensamientos de Marc cada vez están más claros y sabe de sobra que a la única mujer que quiere es a Marta.
‘No quiero saber nada mas de ti. Me has hecho mucho daño. Ahora estoy con otra que vale mucho más que tú. http://www.youtube.com/watch?v=7p2v2tj4H8g La vas a pagar caro, las que juegan se quedan solas.’
Y con esta respuesta y escuchando la canción que le acaba de enviar, se auto convence de que está haciendo bien, aunque no quiere hacerle daño pero se merece al menos sufrir la mitad de lo que ha sufrido el.

Son las 21:30 de ese sábado, ha quedado a las 22:15 con Fabián. Dice que le tiene una sorpresa, que van a cenar por ahí y pasaran una noche increíble. Se está poniendo guapa para él. Un vestido negro corto y ceñido, con la cremallera por detrás y unos tacones de al menos 10 cm negros, como el vestido. No sabe que hacerse en el pelo. Así que opta por hacerse unas trencitas al lado izquierdo y dejarse el pelo suelto, liso. Su largo cabello que cae por su espalda y casi llega a su culo, ¡que orgullosa esta de su pelo! Lo que le ha costado mantenerlo tan cuidado. Le encanta. Por una vez algo de su cuerpo le encanta, y es que, tiene una melena realmente bonita. Se maquilla un poco, rímel, un poco de anti-ojeras, colorete y pintalabios rosa Barbie.
Un pitido en su móvil, un mensaje de Fabián. ‘Estoy aquí abajo, no tardes, te quiero.’ Se mira al espejo por última vez, coge su bolso, examina que lo tenga todo y baja. Se despide de sus padres y les dice que se queda a dormir en casa de Marta, espera que no les dé por llamar a la madre de ella.
Sale de su casa y ahí lo ve, apoyado en su moto, con dos cascos. ¡Mierda! Tendré que ir en moto y se me volara el peinado. Pero no pasa nada, estoy con él. Va vestido con unos pantalones tejanos y una camiseta negra, un poco desabrochada en el pecho. Esa no es su forma de vestir diariamente, se ha puesto elegante. Aunque solo haya sido un intento. Pero a ella le encanta.
- Qué guapa te has puesto, ¿no?
- Lo he intentado para ti.
Y se dan un beso largo, intenso, de amor. Apasionado. Y salen de ahí, hacía la noche más importante de la vida de Paola hasta ahora, aunque ella no lo sepa.

martes, 20 de agosto de 2013

Capítulo 16

Una semana después, la vida le demuestra a cada uno que para ser feliz simplemente hay que tener valor. Fabián y Paola viven su historia de amor como dos niños pequeños que van al parque de atracciones por primera vez, siempre con esa adrenalina, cada día, cada momento es único. Marta y Marc han decidido ser felices juntos, han apostado todo lo que tenían por eso y por ahora ninguno de los dos se ha arrepentido. El amor. Eso es lo que les une, desde siempre, desde críos, desde que sus miradas se cruzaron por primera vez, pero hasta ahora no se habían dado cuenta de eso, de la magia que transmite el amor. De las ganas, la felicidad, la agonía, los celos, todas esas cosas que a pesar de haber tenido otras parejas no habían sentido, es la primera vez que aman y son amados. La única vez. Son tal para cual. Julia, en cambio, desde que pasó eso desapareció, no se supo nada más de ella, ni si quiera Paola ha contactado con ella en todo este tiempo, un WhatsApp en el que le aseguro que estaba bien y que se iba con su padre a vivir unos meses para calmar el dolor. El dolor que se siente cuando se ha perdido a la persona amada. El dolor que se siente al saber que no regresara. Que tus errores marcan huella en los corazones de los demás y les hacen ejercer el olvido. El dolor que se siente al saber que la cagó, que fue su culpa, que perdió por querer ganarlo todo. El egoísmo y el egocentrismo nunca salen ganando. Quien juega con fuego, se quema. Y se ha quemado. El recuerdo de un amor es la peor parte de todas y también la mejor, recordar los buenos momentos, sonreír con tristeza y terminar llorando porque nunca volverán a suceder. Adolescentes suicidas que encuentran todo lo que buscan en el amor. Otros, en cambio, en el sexo. Como Lucia, que en esta semana ha conocido a fondo a Iván, dos veces además y sigue sin saber que, cerca de ella, hay una persona que la quiere, la cuidaría y respetaría como nunca nadie ha sabido hacerlo. Erik, sin embargo, llora cada noche sin saber que las lágrimas no te harán recuperar a la persona que has perdido, y que por más que llores, el daño ya está hecho. No saber valorar a una persona en su momento hace que la pierdas, sin darte cuenta, poco a poco, otro aparecerá y hará todo lo que tú, por miedo, no has sabido hacer. Por mucho que lo intentes, no puedes obligar a alguien a estar contigo. Esas cosas salen solas, las ganas de verse, de besarse, de hacerse uno… Esas ganas que sigue teniendo el desde que conoció a Paola. Todos los errores que ha cometido le han pasado factura y ahora, solo por su culpa, está solo. Dicen que nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde. Corrección: todos sabemos lo que tenemos pero no pensamos que lo podemos perder. Lucas, por su parte, sigue luchando contra el mismo para olvidarse de un amor que no puede ser. Se aferra a el mismo para evitar el dolor, ¿Cómo se puede querer a una persona que no se merece tenerte? ¿Cómo se puede querer a una persona que suda de ti, que no te hace caso, que ni te mira? Porque el amor además de ciego, a veces puede salir defectuoso por una de las dos partes.






(Capítulo corto, recordando cada uno de los personajes para que os hagáis una idea de la historia. Perdón por tardar en publicar, pero estamos en vacaciones... Espero que os guste, devolveré todos los comentarios)

sábado, 17 de agosto de 2013

Capítulo 15

Sola. En esa soledad que a veces le atormenta y otras necesita, en ese silencio donde nadie puede decir nada que le moleste o le siente bien. Soledad. Donde poder llorar a gusto, sin que nadie la vea. Porque lo que más odia en el mundo es que la vean llorar. Pero sin embargo, necesita alguien que la consuele, alguien que le mire a sus ojos llenos de lágrimas y le prometa que todo va a salir bien. Llora. Llora desconsoladamente ahora que su casa está sola y nadie puede molestarla. ¿Por qué las cosas son tan difíciles a veces? ¿Por qué el corazón decide a quien querer sin importarle el daño que pueda causar? ¿Por qué la vida pone obstáculos que a veces son imposibles de saltar? Suena el timbre de su casa. Y eso la despierta de su mundo. ¿Quién será? Camina hacia la puerta y mira por la mirilla. Es Marc. ¿Qué querrá? Un ‘ya voy’ y corriendo va al baño a limpiarse la cara. Tiene los ojos llorosos, las ojeras pronunciadas y pocas ganas en el fondo de sus ojos. Pero ahí está el, la única persona en el mundo que puede devolverle las ganas.
Un poco más visible, un corrector de ojeras y una coleta alta y va hacía la puerta a abrirle. Parece que él tampoco está muy bien. Sus ojos delatan que ha llorado, quizás no tanto como ella pero lo ha hecho.
- Hola.
- Hola. Perdón que venga hasta aquí pero te necesitaba… - dos besos y entran hacia el salón, se sientan en el sofá, juntos, sus piernas rozándose.
- ¿Qué ha pasado?
- Esta mañana he ido a ver a Julia, me la he encontrado desnuda con otro chaval en su cama. Me ha puesto los cuernos y a tenido el valor de decirme que no era la primera vez. Por lo menos no me ha mentido, pero me duele.
- Lo siento… Pero se veía venir.
- Lo sé, por eso vengo aquí, para pedirte perdón por todas las veces que me has avisado de que me iba a hacer daño y no te he hecho caso, por todas las veces que nos hemos picado por este asunto y sin embargo, tu tenías razón en todo… Ella no es la mujer de mi vida.
- No te culpes de nada, mejor tarde que nunca para darse cuenta de las cosas.
- Lo sé, pero creo que ha sido demasiado tarde. Cuatro meses engañándome la persona que quería, pero por suerte, esta mañana ya iba con la idea de terminar con eso. Me he enamorado de otra.
- Ah, ¿sí? – las lágrimas vuelven a aparecer en sus ojos marrones en un intento suicida de salir pero no, no permite que salgan, es fuerte y no va a demostrarle a nadie su debilidad.
- Sí, me enamorado de otra que me trataría como me merezco, me querría como ninguna ha sabido hacerlo y me valoraría cada detalle que hiciera por ella. – se enciende un cigarrillo - ¿Se puede fumar aquí, no? – Marta asiente con la cabeza, Marc enciende el cigarro y le da una calada – Pues eso, me he enamorado de la persona perfecta, de la chica diez, de la mejor persona que he conocido desde que nací.
Silencio. No salen las palabras por parte de ninguno de los dos. Marc la mira mientras ella intenta apartar su mirada, pero sus ojos cada vez se inundan en más lágrimas y le piden a gritos salir. Pero no. No salen, aunque no sabe por cuánto tiempo.
- Me he enamorado de ti.
Marta se gira y lo mira, extrañada, confusa. ¿Es verdad lo que está diciendo o es un sueño? No hace falta soñar cuando la vida real supera tus sueños. Y sin darle tiempo a pensar, Marc se inclina sobre ella y la besa. Un beso largo, lleno de amor y pasión, lleno de deseos controlados por el tiempo, lleno de ganas. Muchas ganas. Dejándose llevar en ese sofá. La tumba y se tumba encima de ella, besándola, los labios, el cuello, mordiendo sus pequeñas orejas, notando el calor, el deseo… Tocando su cuerpo con la yema de sus dedos, viendo su cara de placer, de ganas, de infinitas ganas de hacer el amor con él. Él lo nota y sigue adelante, quitándole la camisa, desabrochando sus shorts, quitándose el su camisa, sus pantalones. Y al poco rato dos cuerpos desnudos dejándose llevar por lo que querían haber hecho hace muchos años. Sudando. Perdiendo el control. Disfrutando. Gimiendo, respirando el cuerpo del otro. Acalorados, deseosos de placer, han llegado a la conclusión de que eso es lo que necesitan en sus vidas. Marta ya se había dado cuenta hace mucho tiempo pero Marc, ahora sabe a ciencia cierta que no habrá otra chica que le provoque las mismas sensaciones que le está provocando Marta. Ni si quiera Julia en su momento le desato tanta lujuria. Dos cuerpos en uno en una calle de Barcelona, pidiéndose a gritos no soltarse nunca.

miércoles, 14 de agosto de 2013

Capítulo 14

Julia está en su cuarto con Mario, llorando a mares, intentando asimilar lo que acaba de pasar. Lo ha perdido, para siempre, y por su culpa. Se echa en la cama y se pone la almohada encima de la cabeza, no quiere que la vea llorar, no quiere que él se sienta culpable también. La ha cagado hasta el fondo. Ha preferido un polvo de vez en cuando a un amor verdadero que le daba todo lo que necesitaba. ¿Cómo ha podido ser así de tonta? ¿Cómo no se ha dado cuenta antes de a quién quería? Ahora, a su lado esta Mario, pero por mucho que lo intente, no siente lo mismo cuando compartía aquella cama con Marc.
- Esto se nos ha ido de las manos… Nunca tendría que haber pasado.
- ¿Ahora te arrepientes, no? Pues ha sido tu culpa, yo estaba soltero, has sido tú la que tenía novio y me has llamado a mí para que te follara. La única que pierde eres tú.
- ¿Q… que?
- Pues eso, que lo has perdido a él y a mí también, porque yo no quiero una puta a mi lado.
Y mientras dice esto, se aleja, cierra la puerta de la habitación y más tarde escucha un portazo de la puerta principal. Se ha quedado en blanco. Después de dejar todo por Mario, acaba de descubrir que para él solo era un juego, un polvo y nada más. ¿Y todas esas conversaciones prometiéndole que con el iba a ser mejor, que no le iba a faltar de nada? Ahora sí que se siente mal, no puede dejar de llorar. Un pitido anuncia un mensaje en su móvil. Es de Fabián.
- Soy Marc, todos los regalos que me has hecho se los daré a Fabián y que te los de él, dale todos los que te he hecho yo o tíralos. No quiero saber nada de ti, te tengo asco.
Y llora, y vuelve a llorar y no deja de hacerlo. Se siente sola, lo ha perdido todo. A quien quería y quien le gustaba. No sabe cómo reaccionar, sabia en cierto modo que lo que hacía no estaba bien pero que Mario le dijera esas palabras… La ha hundido por completo. ¿Cómo se puede ser así? No lo entiende. No sabe qué hacer. La ha cagado, el primer paso de asumir el error ya lo ha hecho, ¿pero superarlo? Le va a costar más. Intenta tranquilizarse, pensar en ella, en que tiene que ser feliz pero no logra ni un motivo para serlo. Se levanta de la cama y empieza a sacar todas las cosas que Marc le ha regalado en estos cuatro meses. Un montón de ropa, un montón de fotos pegadas por su habitación. Las rompe. Todas. No queda ni una. Luego se pregunta por qué ha hecho eso, si en verdad lo quiere. Pero cuando algo se acaba, es mejor borrar todos los rastros de lo que se ha vivido. Es algo que ha aprendido muy bien, así, nada más despertarse, no tendrá que ver todas esas fotos que significan recuerdos. Contesta a Marc.
- No hace falta que me des nada, quédatelo… Son regalos y los regalos no se devuelven. Lo siento, me siento fatal, no he dejado de llorar desde que saliste de casa. No se cómo he podido ser tan tonta… Me siento tan culpable. No quiero perderte. Eres lo mejor que me ha pasado en la vida. Te quiero, joder. Te amo. Estoy enamorada de ti aunque me haya dado cuenta tarde y ahora no valga la pena.
Marc y Fabián están en un banco de un parque fumándose un porro, está más calmado, gracias a la charla con su mejor amigo se le ha quitado el sentimiento de culpabilidad. Él no tiene la culpa de nada, se lo ha dado todo y ha sido ella la que ha decidido no aprovecharlo. Ahora toca ser feliz y sabe que su destino es Marta. Que de quien está enamorado es de ella. Lee el mensaje que le ha puesto Julia y le pasa el móvil a Fabián, él ya sabe que no quiere contestar más y se lo demuestra su cara. Se muestra frio con ella y lo entiende. Si él hubiera tenido que ver a Paola en su casa desnuda con otro, no sabría cómo habría reaccionado, pero tan bien como Marc no. Se hubiera liado a darle puñetazos hasta reventarle la boca al que fuera y luego, solo haciendo eso, se hubiera quedado tranquilo. Pero una parte de él está seguro de que Paola no es así, que nunca le hará daño. Que es la mejor que ha podido elegir, la chica de sus sueños, la mujer de su vida, la madre de sus futuros hijos.

lunes, 12 de agosto de 2013

Capítulo 13

Ya van cuatro días que no va al colegio y no la ve, no tiene noticias sobre ella y lo más fácil es ir a su casa, tiene la suerte de que prácticamente son vecinos y solo tiene que andar dos calles para llegar a su casa. Llega a su portería, y por suerte, la puerta está abierta. Ha decidido ir hasta ahí para aclarar las cosas y poner el punto final a la historia, eso de que él no tenga móvil también es algo que empeora la comunicación. Pero ahí está, sube las escaleras hasta el cuarto y se para delante de la puerta dos. ¿Y si no está? No le importa.
Pica y espera, una voz que dice ‘ya voy’ un poco sofocada, abre la puerta y la ve. Julia se queda en blanco cuando ve a Marc. Esta con una toalla y, dentro de su casa, está Mario.
- Tenemos que hablar. ¿Puedo pasar?
- S… Sí… pasa.
- ¿Pasa algo?
- No… no… que va.
Los dos entran y se sientan en el sofá, Julia reza para que a Mario no se le ocurra salir. Pero, en menos de cinco minutos, una voz masculina le dice ‘¿quién era?’ Marc, que no sabe qué hacer ni que pensar, se dirige hacia donde provenía la voz.
- ¿Qué cojones está pasando, Julia?
- No es lo que piensas, te lo puedo explicar…
Abre la puerta y ve a Mario en su cama. Desnudo, solo con unos boxers y toda su ropa y la de Julia por el suelo. Marc, que cada vez está más sorprendido, no sabe cómo reaccionar.
- Eres una puta, y tú, un hijo de puta. Menos mal que he venido aquí a dejarte, nunca pensé que serias capaz de hacerme esto… ¿Cómo he podido confiar tanto en ti? Al fin y al cabo, no dejas de ser una cría con ganas de polla las veinticuatro horas del día. Me das asco.
- Te lo puedo explicar, Marc…
- No quiero que me expliques nada, ya lo he visto todo.
Marc sale de la habitación dando un portazo y Julia tras él. Con lágrimas en los ojos le sigue.
- Por favor, para… Lo siento, de verdad, lo siento. Te quiero a ti. – y lo coge del brazo.
- No me toques. – le da un codazo – No quiero saber nada de ti, y no llores, no hace falta que hagas el paripé aquí, todos sabemos lo que eres.
- Pero yo… No quería hacerte daño… Ha sido un impulso, nada más…
- ¿Desde cuándo te follas a este?
- Es… es la primera vez.
- Vamos, Julia, no me mientas. ¿La primera vez y ya te lo traes a tu casa?
- Bueno, han sido más veces… Pero todas he pensado en ti… Necesitaba saber si te quería de verdad… Pero es que él también me gusta… Pero a ti te quiero. – empieza a llorar desconsoladamente e intenta darle un abrazo.
- No me toques. Esto se ha acabado aquí, para siempre.
Marc se dirige hacia la puerta y cierra con todas sus fuerzas. Baja las escaleras corriendo y cuando está en la calle empieza a llorar. ¡Hija de puta! Esto no se lo esperaba, ha sido un golpe bajo. Se dirige al parque de enfrente de su casa y comienza a darle puñetazos a la pared, sus nudillos comienzan a sangrar, pero no le duele… Le duele el corazón, y ese dolor no se va a ir tan fácilmente.
De pronto, aparece por ahí Fabián.
- ¡Tío! ¿Qué te pasa? ¿Qué haces? ¿Te has vuelto loco? – se dirige hacia el y le coge la mano, tiene los nudillos totalmente destrozados.
- Acabo de ir a casa de Julia y se estaba follando a otro.
- ¿Qué dices? Lo siento…
- Más lo siento yo por no darme cuenta antes de lo puta que es esa niña.
- No te lamentes ahora. Por lo menos ahora ya sabes como es y ahora te toca rehacer tu vida, buscarte una que de verdad valga la pena.
- Yo no quiero más. Con esta se me han quitado las ganas de todo. ¿Cómo puede ser así? No me lo explico, enserio. – y de sus ojos comienzan a brotar lágrimas.
- Venga, vamos a sentarnos, te haces un peta y hablamos de todo.

domingo, 11 de agosto de 2013

Capítulo 12

Cada día que pasa es más y más feliz, el amor ha tocado a su puerta y no ha sido tan tonta de dejarlo escapar. Se siente bien, feliz, enamorada… ¿Enamorada? Es una palabra muy grande para algo que acaba de nacer hace días. Pero es que lo está, nunca había creído en el amor a primera vista pero él ha hecho que crea en todo eso de las historias de amor sin final, los cuentos de hadas, las historias de Disney en que la princesa siempre es feliz con el príncipe. 

Sin duda, ella es su sonrisa, sus ganas de levantarse día a día, de hacer frente a todo lo que le venga por delante. Sus ganas de ser mejor persona, de dejar atrás un pasado oscuro, de volver a ser feliz con una persona que realmente vale la pena. Sin duda, Fabián está seguro de que esta vez sí que es la buena. 

Ahora ir a clase se le hace hasta un trago menos amargo, ¡y eso que odia madrugar! Pero sus buenos días, con la ternura que transmiten sus palabras, le hacen, como él dice, tener ganas de comerse el mundo. Pero le gustaría empezar por él. Ya están en el recreo, Julia no ha aparecido por lo que esta solo con Marta. Las dos han cogido sus sándwiches y se han ido a sentarse a unos bancos del patio, un poco alejadas del resto.
- Tía, cuéntamelo todo. ¿Qué paso? ¿Eres feliz? ¿Estas bien con el? ¿Habeis follado? – dice Marta, eso le hace soltar una gran carcajada a Paola.
- ¡Claro que soy feliz! Mas feliz que nunca. Y no, no hemos follado. Solo llevamos días… ¡Pero es que es tan mono! Mira. – y saca su móvil, le enseña las fotografías del mirador y Marta se queda asombrada y con cierta envidia.
- ¡Dios! Si que le gustas, si. Por ninguna antes había hecho esto, se ha enamorado por primera vez de ti, le conozco muy bien. 
- Y yo me he enamorado de él, no quería pero él lo ha conseguido… Solo espero que no me falle, porque tú sabes que yo a él sería incapaz de fallarle.
- No te fallará, se le nota. Mira como brillan vuestros ojos en las fotos. Tenéis una complicidad que envidio. Ojala pudiera tener yo eso…
- ¿Y porque no lo tienes? ¡Si podrías estar con cualquiera! Mira, ese chaval con la gorra… o ese, del chándal Adidas, o ese otro con los tejanos y esa camiseta negra. ¿No te gusta ninguno?
- Paola, yo solo tengo ojos para uno. – ella se queda perpleja, nota la tristeza de las palabras de su amiga.
- Y por tu tono de voz, creo que ya está cogido, ¿no?
- Te lo voy a contar, porque eres mi mejor amiga y confió en ti como en nadie. Solo la sabes tú y mi hermano, así que por favor, cállate. – suspira y sigue hablando – estoy enamorada de Marc, desde hace mucho tiempo. Y si, lo sé, esta con Julia y es tu amiga, lo respeto, por eso no he movido ninguna ficha, pero se me está haciendo tan duro… No es fácil ver como la persona que quieres esta con otra y es feliz. Aunque, bueno… Ayer hable con él y no esta tan feliz como parece, las cosas entre ellos van de mal en peor y creo que es mi turno de hacerle feliz. Puede parecer egoísta, pero es que le quiero. Y en esta vida, tienes que mirar por ti, ¿no crees? Siempre he dejado pasar las oportunidades porque habían terceras personas de por medio, pero esta vez no voy a ser tan tonta y voy a luchar por él. – se le inundan los ojos en lágrimas – Lo siento… Por ti, porque eres su amiga, y por Julia. Pero ahora me toca a mí ser feliz.
- Te entiendo, nena. – y le agarra la mano – Como tú has dicho, en esta vida hay que ser un poco egoísta y mirar por uno mismo porque si no, nadie lo hará por ti, y si tienes que mover fichas y luchar por él, lucha, porque te lo mereces. Sé que está mal decírtelo, pero te conozco tanto a ti como a Julia y a Marc y sé que, aunque duela, solo tu podrías hacerle feliz. Ella no sabe lo que quiere, todavía no ha crecido lo suficiente como para darse cuenta de quien tiene a su lado, y tu… Tú vales mucho la pena, mi niña. Así que te apoyo. Te apoyaré aunque salga mal o bien. 
- Muchas gracias… ¿Qué crees que es lo mejor que puedo hacer?
- Pues quedar con él, decirle las cosas a la cara y plantarle un beso. 
- No quiero parecer ni desesperada ni loca por el… Quiero que él también se lo gane, como está haciendo Fabián contigo.
- Pero es que esta historia es muy diferente, tú eres la que tienes que luchar, él es el que tiene novia, tú la que lo quiere para ella. No todo en esta vida te lo van a dar en bandeja, a veces hay que hacer ciertos esfuerzos… Pero valdrá la pena.
- Lo sé… Pero me da miedo ponérselo tan fácil, ¿y si resulta que solo soy su segunda opción, que cuando se aburra me utilizara a mí y ya está? O peor aún, ¿y si resulta que solo me quiere como amiga? No podría estropear la amistad. 
- Tienes que correr ese riesgo. Sabes cómo es Marc, no vais a dejar ni de ser amigos ni de ser un apoyo el uno para el otro. Puedes ganar mucho, ¿perder? Perder pierdes si te quedas sin hacer nada.
Las dos se quedan pensativas. Una, porque no sabe si la decisión que va a tomar es la correcta y la otra, porque le duele que sus dos mejores amigas luchen por el mismo chico. Pero, igual que ellas son sus mejores amigas, Marc también es muy importante para Paola, y desde luego, tiene claro que su auténtica felicidad la encontraría con Marta.
El timbre anuncia que el recreo se ha terminado. Las dos van hacía clase y el móvil de Paola vibra. Es Fabián.
- Te hecho tanto de menos, mi princesa. Tengo unas ganas enormes de verte y comerte esa boquita. Me vuelves loco, cariño.
Sonríe. ¿Cuántas veces en estos días le habrá hecho sonreír ya? Infinitas. Y las que quedan.
- Eres lo mejor que me ha pasado. Esta tarde nos vemos, a las cuatro enfrente de tu casa.
Enseguida su respuesta.
- No, aquí es el príncipe el que va a buscar a su princesa. A las cuatro te pico, ahora que se dónde vives. 
Entra a clase y, viendo que el profesor de inglés ya está ahí, se mete corriendo su HTC en la mochila. No quiere más problemas con los profesores. Y de pronto, recuerda. ¡No ha terminado el trabajo con Erik! Después de quedar con Fabián, hablará con el por WhatsApp o Messenger y lo terminaran. 

sábado, 10 de agosto de 2013

Capítulo 11

Para Lucia, no están siendo unos días fáciles, aunque intenta que no se note su tristeza con su familia y amigos cercanos, ella siempre ha sido fuerte. Nunca se ha hundido por ningún tío, y mucho menos va a hundirse ahora. Pero lo quiere, sabe que lo quiere porque ha pasado mucho tiempo, muchos hombres por su vida y sigue siendo su primer pensamiento. No le importa quien, venga, quien se vaya, quien sea ‘X’ cada vez que diga que se ha enamorado de ‘X’, porque al fin y al cabo, en el fondo, sigue estando él. Como hace muchos años atrás. Fue su primer amor, la primera vez que sintió de verdad las mariposas en el estómago. Siempre había sido ella la que jugaba, la que elegía cuando y donde comerse a su presa, pero esta vez no lo tiene tan fácil. Él no está, ya no está. Y por mucho que se tema, no va a volver. Ha decidido intentar olvidarlo de todas formas. ¡Tiene dieciocho años! Está en plena flor de la vida, no puede permitirse esto. Son las diez de la mañana y entra a trabajar en la Shana de La Maquinista, solo lleva una semana ahí y se siente como en casa. Es su mundo, aunque tenga que doblar, ordenar y limpiar, se siente a gusto. Todos los chicos que entran acompañados de sus parejas se la quedan mirando, ella sabe que es imposible que no la miren. Es preciosa. Y no es ser creída, es que sabe que tiene razón. Ha nacido a su madre, rubia con los ojos celestes más llamativos del mundo, a pesar de rondar ya los cincuenta años, a su lado parecen hermanas. Le gustaría conservarse tan bien como ella, llegar a esa edad y tener un marido que la quiera, la respete y unos hijos que den todo por ella. Es hija única, a pesar de que el marido de su madre tiene un hijo, de dieciséis años, moreno con los ojos verdes. Pero no, no le gusta. Ella solo puede fijarse en Fabián. Nunca ha conocido un chico como él.
De repente, entran en la tienda un grupo de cuatro chicos que tendrán entre dieciocho y veintiún años. Se fija en uno de ellos. Moreno, tanto de piel como de cabello, con unos ojos celestes aún más llamativos que los de su madre. ¡Madre mía! Se está poniendo nerviosa. Se dirigen a ella.
- Hola. Mi amigo está buscando un vestido para su parienta, de esos con mucho escote y más bien cortitos, ceñidos. – el que habla es el de los ojos celestes.
- Vale, por aquí. – y los guía hasta la sección de vestidos – el más ceñido y escotado que tenemos es este, es precioso y si tiene pronunciados pechos y caderas, le quedará genial. ¿Sabe las medidas de su novia?
- Bueno… Muy bien no, pero supongo que es como tú dices. Dame una S y si tengo algún problema lo vendré a descambiar. – esta vez es el chico con novia el que habla, un poco avergonzado. Mide, más o menos, 1’72cm, es musculado, con barba incipiente y ojos marrones, pero que destacan. Es moreno, aunque su piel es un poco pálida.
- Bien. – y se dirige hacía el mostrador, paga y se van.
Todos menos uno. El chico de los ojos celestes que quiere charlar un poco más con ella.
- Perdona que te moleste, pero ¿tienes WhatsApp? Me gustaría conocerte y no tener que pasarme cada día por aquí.
- Sí. – avergonzada, por primera vez en mucho tiempo, le empieza a recitar su número. Suerte que se lo sepa de memoria.
- Y… ¿tú nombre?
- Me llamo Lucia.
- Encantado. – dos besos – Yo Iván. Te escribo, ¿vale? Cuídate, preciosa.
Nunca le da el WhatsApp a ningún chico pero viendo cómo se aleja y deja mostrar todo su cuerpo, está más que orgullosa de haberlo hecho. ¡Que culito! Y bajo su camiseta se puede ver un poco de un tatuaje que tiene en el pecho. Dios, como le ponen los tíos tatuados. Si Fabián tuviera un tatuaje, sería incomparable a cualquier otro. Pero, ¡joder! Otra vez piensa en él. Ya ni un tío bueno hace que se olvide. Se está empezando a obsesionar. Bueno, la obsesión viene desde hace muchos años atrás.
La mañana resta sin importancia en aquella tienda de ropa. No hay mucho trabajo, ya que es un jueves cualquiera por la mañana. Los fines de semana se suele llenar más. Ahí es cuando se empieza a agobiar y no sabe muy bien que hacer. Jóvenes o viejas le matan a preguntas de todo tiempo. Pero, es fácil, en cada prenda de ropa pone la talla. ¡No es tan difícil de mirar! Pero a la gente, como no, le gusta tocar los cojones.
En esa mañana ha pensado en cambiar, en convertirse en otra persona. Más simpática, alegre y quizás, menos egocéntrica. Pero uno no puede cambiar su forma de ser… pero es que a ella, esa forma de ser le ha llevado a perder a la persona que más quiere en el mundo.

viernes, 9 de agosto de 2013

Capítulo 10 + Premio Magical Wishes

¡Hola! Es la primera vez que recibo un premio y me siento muy bien, la verdad, me ha hecho mucha ilusión. Es un premio un tanto extraño, pero me ha gustado mucho.

NORMAS
1. No nombres quien te otorga este premio, solo colócalo primero en tu lista de nominados.
2. No puedes volver a realizar este premio, si te vuelven a nominar, solo agradece.
3. Elige y responde: Solo debes responder UNA pregunta, la que yo elegí para ti, lo mismo deberás realizar con tus nominados, una pregunta para cada blog al que le entregarás el premio.
*Cada nombre está numerado y corresponde al numero de la pregunta elegida*

MI PREGUNTA
¿Cual es la tendencia de moda que más te ha convencido y has seguido?
Bueno, la verdad es que no tengo ninguna tendencia de moda en particular, suelo vestir con lo primero que pillo, a no ser que vaya de fiesta o a un sitio importante. Casi toda mi ropa es del Bershka, Shana, algo de Mango, Zara... pero no tengo una tendencia que siga a diario. Suelo vestir como yo mejor me sienta y depende del día y de mi estado de animo, se nota mucho en la ropa que visto.

MIS NOMINADOS
1. LauBarbie09
2. Palabras en mis manos
3. Is better with you 27
4. Perdida en un mundo desconocido
5. El nuevo escritor

PREGUNTAS
1. ¿Que es lo que te inspiró para hacer un blog?
2. ¿Crees en el destino y en el karma?
3. ¿Libro favorito, escritor favorito y película favorita?
4. ¿Mejor y peor recuerdo de tu vida?
5. ¿Crees en el amor a distancia?

Pues aquí están mis nominados, espero que no os hayan nominado antes o si no, bueno, no pasa nada, jeje. Muchas gracias a Lau por nominarme, ¡ha sido mi primer premio! Muchas gracias, Laura, eres genial.



Capítulo 10:
Marta recibe un WhatsApp, es de Paola. Lo abre.
- Nena, lo siento pero no puedo quedar esta tarde. He salido de clase porque Fabián me esperaba abajo, me ha llevado a un mirador y ¡me ha pedido salir! Estoy tan feliz… Mañana quedamos, ¿vale? ¡Te quiero!
Le contesta al instante.
- No pasa nada, ojala yo tuviera a alguien que me hiciera esas cosas… ¡Te envidio tanto! Pero envidia sana, ¿eh? Esta noche cuando llegues a casa hablamos por el Messenger. Te quiero, nena.
Enciende su ordenador portátil, se tumba en la cama con este en su regazo y inicia sesión en el Messenger. Mientras, mira sus redes sociales. El Tuenti solo lo tiene para la gente de Málaga, donde suele veranear, pero este año no cree que vaya, así que ni lo abre. Abre el Facebook y no hay mucho, un par de invitaciones a juegos y una foto etiquetada. La mira. Es ella con Marc, en el porche de su casa. Salen sonrientes, felices, como unos hermanos. Pero para ella, no es su hermano precisamente… Le da me gusta a la foto y cierra el Facebook. No le apetece ver más cosas que le recuerden a él. Sin embargo, en ese mismo instante, ‘Maaaaaaaaaaarc acaba de iniciar sesión’. ¿Se desconecta? Pero, rápidamente, él le habla.
- ¿Qué dices, morena?
¿Le contesta? Tiene que hacerlo. Son como hermanos.
- ¿Qué dices, chulo? ¿Tu conectado? Te debes aburrir mucho.
- Un poco, la verdad. Hoy no he quedado con Julia porque tiene que hacer no sé qué con su hermana pequeña, Fabián esta con Paola, lo he llamado hace un rato y tu hermano, está en el gimnasio, ¿verdad?
- Si, se acaba de ir hace un rato. Pero ya sabes cómo es, no tardará mucho en volver.
- ¡Menudo vago! – le sigue un icono sonriente – Bueno, pequeña, ¿qué tal todo? ¡Que ya no me cuentas nada, eh!
Pues como voy a estar, mal. Viendo como tu estas con esa que ni si quiera te dedica el tiempo que te mereces y se va por ahí hacer vete tú a saber qué. Y yo, mientras, en mi casa, llorando cada día recordando lo mucho que te quiero desde siempre. La vez que probé tus labios, todo. Me haces tanta falta… Te quiero tanto, Marc…
Pero no se atreve a enviarlo. Borra todo y escribe de nuevo.
- Pues bien, como siempre, con mis cosillas, mis días buenos y mis días malos, ya me conoces, que a bipolar no me gana nadie.
- ¿Y eso? ¿Algún chico por ahí, verdad, morena?
- ¡Qué va! Parece que no me conozcas, eh… ¿Yo con novio? ¿Serio? ¡Lo último que verías!
Lo último que verías si no eres tú. Resopla. Marc sonríe detrás de la pantalla. Aquella chica es tan especial, desde siempre lo ha sido. Desde que tenían cinco años ha sido su mejor amiga y aunque ahora por circunstancias no se vean tanto y no hablen tanto, sigue siendo una parte muy importante en su vida. Recuerda como hace unos años, se lanzó a ella. Estaba perdidamente enamorado, pero Marta, estaba con ese tonto de Brian. Solo fue un beso, pero para el significo tanto… Y lo que no se imagina es que Marta está deseando volver a probar sus labios.
Siguen hablando un buen rato, sobre ellos, sobre Marc con Julia y este le cuenta que no están tan bien como al principio. Le cuenta que se enteró de que, de fiesta, Julia le había puesto los cuernos. No sabe si es verdad o no ni el chaval con el que se los puso porque no es del barrio. Se lo contó Fabián y obviamente, se lo creyó. Él estaba en la misma fiesta y lo vio. Pero no se ha atrevido a decirle nada a Julia porque sabe lo cabezota que es y que tiraría la conversación por otro lado, como siempre. Pero durante los últimos días, para él no es lo mismo. Ya no siente esa magia que sentía con ella, empieza a necesitar algo más de madurez y de saber estar, cosa que Julia no tiene. Es demasiado impulsiva y, para que negarlo, inmadura. Aunque haya tenido muchas cosas en su vida que le han podido dar la madurez necesaria, los chicos, sigue siendo una autentica zorra. Marc lo sabe pero se enamoró de ella, aunque esto en los últimos días está cambiando bastante. Antes, si Julia le hubiera dicho que no puede quedar, hubiera ido a su casa o la hubiera buscado por todos lados. Ahora, simplemente, le da igual. Con el tiempo el amor se gasta si una de las dos partes no pone lo necesario, y cuatro meses aguantando a esa chica… no son fáciles de lidiar. Le ha traído muchos problemas, tanto con chicos con los que se hablaba y como con su familia. No le importaba en esos momentos pero ahora, se siente mal por haberse distanciado de su padre, el único que le aviso de cómo era esa cría. Porque, a pesar de tener 16 años, sigue teniendo mentalidad de niña pequeña. Se ha buscado muchas peleas por ella, cuando ahora recapacita y seguro que la que hablaba y se mostraba insinuante con ellos era ella. Pero bueno, no importa. Se ha decidido. Tiene que terminar con eso cuanto antes. La quiere, pero no puede estar tanto tiempo con una persona que solo se preocupa de sí misma y de sus intereses, que sale de fiesta y a saber qué hace por ahí. Eso a Marc le mata, es demasiado celoso. Piensa en lo bien que estaría con una chica como Marta. Sería tan feliz. Es lo que le hace falta, alguien como esa morena.

jueves, 8 de agosto de 2013

Capítulo 9

Son las siete y cuarto de la mañana. Prepara su mochila y entra en la ducha. Tarda veinte minutos y sale, con una minifalda negra, una camiseta negra y unas chanclas. Enciende el secador y se seca el pelo, hoy no quiere planchárselo así que decide echarse espuma. Esta igual de guapa con el pelo liso o rizado, aunque ella no lo ve así. Se maquilla un poco, colorete, rímel, eyeliner y pintalabios rosa. Se ve guapa, aunque muy maquillada, pero no le importa. Baja a la cocina con la mochila y se prepara un café y coge un cruasán, se bebe de un sorbo el café y se come el cruasán, pero deja una de las puntas. Lo tira, coge su móvil, se enciende un cigarro, la mochila, comprueba que tiene las llaves y sale de casa. No tarda mucho en llegar al instituto y por primera vez en todo el año, ha sido puntual. Las puertas no están abiertas y se encuentra ahí con Marta y Lucas, con los que charla hasta que las puertas se abren y se dirige a clase con su amiga de la mano.
- ¿Qué vas a hacer esta tarde, nena? Necesito hablar contigo.
- No sé muy bien que haré, pero si quieres quedar, quedamos y hablamos.
- Vale, a las seis en el bar La cantina, tomamos algo y vamos a dar una vuelta. ¿Te hace?
-  Me hace.
Y las dos ríen, se sientan en sus sitios y esperan a que la profesora de Matemáticas entre a clase. Ve a Erik sentado dos sillas más delante que ella y cae en que no han terminado el trabajo de filosofía. Vaya… ya tendrá tiempo para eso.
Los minutos pasan amargamente para Paola, odia esa clase y esa asignatura. Es la que peor se le da. Pero de repente, su móvil vibra. Es un WhatsApp de Fabián, intentando que la profesora no lo vea, lo lee.
- Princesa, estoy en tu instituto. Sé que no tendría que pedirte esto pero, por favor, sal y nos vemos. Me gustaría pasar el día contigo.
Paola sonríe, e intenta inventarse una excusa para salir de clase y del instituto, pero no se le ocurre ninguna. Así, que sin avisar, coge su mochila y se dispone a salir de la clase.
- Señorita Fresno, ¿que se supone que está haciendo?  
Ante la atenta mirada de toda la clase, avergonzada, se decide a hablar.
- Eh… mi abuela se ha caído por las escaleras y está en el hospital, mi madre me ha escrito para avisarme de que fuera. Ella está trabajando y mi padre igual y no pueden acompañarla.
- Muy bien, le doy permiso para salir de la clase, di en conserjería que te den el papel de falta de asistencia. Y, la próxima vez, avisa antes de intentar marcharte de la clase. Eso supondría una falta grave. Y creo que, con las notas que tienes en mi asignatura, una amonestación no te vendría nada bien, ¿verdad?
Paola asiente con la cabeza y mirando a Marta, y despidiéndose con la mano, sale de clase. Ahora le enviara un WhatsApp explicándole todo. Va a conserjería y pide el papel de asistencias. La señora mayor se lo entrega y despidiéndose de ella, le abre la puerta del instituto. Ahí está Fabián, sentado en su moto esperándola. ¡No! Tendrá que pasar otra vez el mal trago de subirse a la moto, pero bueno… no le importa. Si tiene un accidente, ¿Qué mejor manera de morir que al lado de la persona que quieres? Sonríe. Camina hacia él y este le recibe con una de sus preciosas sonrisas. Se dan un beso apasionado en los labios.
- Lo siento por hacerte perder clase, pero tengo algo importante para ti. Sube.
Le da un casco y le invita a subir a la moto. Se agarra con fuerza y coge velocidad por las calles de la ciudad. Un camino bastante largo, Paola no sabe hacia dónde se dirigen y comienza a asustarse. Muchas curvas, y eso hace que su estómago empiece a alborotarse. Por suerte, antes de que pueda comenzar con las arcadas, el chico aparca.
Es un lugar, cuanto menos, extraño. Es un mirador. Alejado de todo, lleno de árboles y unas escaleras que Fabián comienza a subir. Paola, intrigada y aterrada, sube detrás de él.
 ¿Qué hacemos aquí?
- Espera… ahora lo veras. – Piensa un segundo. – Pero antes, tápate los ojos. Yo te guiare por el camino.  – Y le da un pañuelo.
- No pienso taparme los ojos habiendo escaleras que subir.
- Puf… ¿Por qué eres así de desconfiada siempre? Voy a cogerte todo el camino, si quieres te subo en brazos.
- No hace falta… Va, pónmelo.
Fabián le pone el pañuelo tapando sus preciosos ojos verdes y comprueba que no ve nada. Sin que ella se lo espere, la coge en brazos y comienza a subir escalones. Hay bastantes, pero parece que a él no le afecta nada tener el peso de ella en sus brazos. No reacciona. ¿Qué harán ahí? Hasta se le ha olvidado enviarle un WhatsApp a Marta. Y a Julia. Y a cualquiera. Esta emocionadísima, aunque le invade la intriga. Termina de subir y anda un poco.
-Ya estamos, princesa.
Se dispone a quitarle el pañuelo de los ojos y la guía a mirar hacia donde tiene la sorpresa. Ella se queda inmóvil, sin saber qué hacer ni que decir. No reacciona.
En el suelo de ese mirador donde se ve toda la ciudad de Barcelona, está escrita una frase:
“¿Quieres ser mi novia? Prometo hacerte feliz. F ∞ P”
Y, sin pensárselo dos veces, ella se lanza hacia a él y le besa. El mejor beso que le han dado en su vida. Piensan los dos lo mismo.
- ¿Eso es un sí?
- Eso es un me casaría contigo si tuviera dieciocho años y me iría de tu mano a dar la vuelta al mundo.
- Te quiero, princesa. Me haces feliz.
Y vuelven a besarse, a abrazarse, no dejan de hacerlo. Son felices, juntos. Como nunca antes lo habían sido ninguno de los dos.
- Espera, cariño, vamos a hacernos una foto. – dice Paola, sacando su HTC.
- Vale.

Y comienzan las fotos, besándose, abrazándose, mirándose a los ojos. Una de Paola sola con las vistas de Barcelona y de lo que su novio escribió en el suelo. Otras cuatro más de ellos dos con la vista de Barcelona y la frase grabada en el suelo. Gracias a un señor que paseaba por ahí con su perro, que acepto con amabilidad hacerles un par de fotos. Una, Paola subida encima de él. Otra, cogida como una princesa. Otra, besándose y la última, abrazándose y mirándose. Se les nota en la mirada lo enamorados que están. ¡Y solo en días! No se quiere ni imaginar lo que pasara cuando lleven un mes… O un año. ¡O toda la vida! No le importaría nada pasarla con él. 

miércoles, 7 de agosto de 2013

Capítulo 8

“Buenos días, tardes o noches, o lo que sea cuando leas esto, mi princesa. Quería demostrarte que en menos de tres días te has convertido en mi única necesidad, mi único motivo para seguir luchando para que esto salga bien. Por mi parte, ya lo sabes, no voy a fallarte. ¿Cómo se puede tener tanta suerte? Hasta hace unas semanas pensé que nunca encontraría a la mujer de mi vida, entonces te vi a ti, sentada en ese columpio tambaleándote como una niña pequeña. Desde ese momento supe, que nadie en la vida me podría hacer feliz más que tú. Existen los flechazos, ¿lo sabías? Yo he sentido uno contigo. Creo que te mereces más de lo que te puedo dar pero no me voy a cansar de intentar hacerte feliz de todas las maneras posibles, voy a demostrarte que sí, que valdrá la pena si lo hacemos juntos. Es pronto para decirlo, pero te quiero enana.”
Relee la carta que le ha enviado Fabián unas cuatro, cinco, seis… diez veces. Y sonríe. ¡Es increíble! Nadie nunca le había enviado una carta con tanto sentimiento, mientras la leía, se le ponía la piel de gallina. ¿Ella también le quiere? ¿Dirá la verdad? Muchas dudas en su cabeza, pero con sus actos está demostrando que sí, que quiere intentarlo de verdad con ella. Coge su móvil y busca en el WhatsApp su nombre.
- Muchas gracias por la carta, me he quedado sin palabras… Todo lo que te pueda decir no es comparable a la felicidad que siento ahora mismo por tenerte. Yo también he sentido ese flechazo, yo también estoy segura de que tú eres el hombre de mi vida. Un poco más de 48 horas me han bastado para darme cuenta de que la felicidad, lleva tu nombre. Fabián, no me falles, no podría soportarlo. Te quiero, aunque sea pronto para decirlo.
    - Nos queda una vida entera por delante, solo si tu quieres, mi pequeña princesa… Nunca prometo nada pero prometo hacerte feliz hasta el día que me lleven por delante. Gracias a ti por ser lo que siempre había buscado.
Como consigue dejarla sin palabras… Sabe que esa noche, gracias a él, va a irse a dormir con una sonrisa en la cara. Aunque hoy no le haya visto, le ha demostrado que se ha acordado de ella, ha ido hasta su casa y ha metido la carta en su buzón. No cree que se merezca todo aquello, pero por una vez va a mirar por ella y va a aprovecharlo. Ocasiones como estas solo se presentan una vez en la vida y tiene claro que, mientras dure, va a ser feliz y va a intentar hacerlo todo bien. ¿Y si dura para siempre? Ojala… Solo tiene ganas de él y de todo lo que tenga que ver con él. Es feliz, jamás se había sentido así. ¿Y él?
Lleva todo el día pensando en ella, en sus ojos, en su pelo, en su boca, en sus besos, sus caricias, sus abrazos, su forma de ser tan peculiar. Sabe que nunca encontrara a otra como ella. Por nadie había hecho una carta y se la había metido en su buzón en plan sorpresa, pero ella tiene todo lo necesario para que deje de ser un crio y se convierta en hombre. Quiere pasar la vida a su lado y aunque sabe, que habrán problemas como siempre, está seguro que esa vez será la buena. La madre de sus hijos y su esposa. Es demasiado pronto para pensarlo, pero la quiere. Y ese sentimiento solo lo ha experimentado con ella.

Esa noche de junio, en un lugar de la ciudad.
Julia y Marc están sentados en la misma cama, cada uno con su respectivo móvil, en silencio. Pero el silencio se rompe cuando Marc se inclina hacia ella y la besa. ¡Como la quiere! Es tan perfecta… le gusta tanto, desde que comenzaron a salir se ha dado cuenta de lo que aquella chica significa para él. No se cansa de besarla, de hacer el amor con ella, de quererla, de protegerla de cualquier mal. Sabe que no va a fallarle y si algún día lo hace, no sabe si podrá soportarlo. Pero no están en la misma habitación semidesnudos para pensar en eso. Así que, se vuelve a inclinar hacia ella y la vuelve a besar, un beso más fogoso, se tiran los dos a la cama y Julia se pone encima de él. Le empieza a besar el cuello, su torso desnudo, a acariciar cada parte de su cuerpo con la yema de sus dedos. Marc se deja llevar. Siempre es ella la que toma las riendas del asunto. Y le gusta, le encanta. Siguen los besos, las caricias, los mordiscos, las miradas penetrantes y… se dejan llevar, una vez más. Son cómplices y en la ventana se ven las estrellas de aquel día tan caluroso. No se fijan en ellas, están demasiado pendientes el uno del otro. Se quieren. Qué bonito al principio…
Minutos más tarde, cuando Marc se ha ido de casa de Julia, enciende el ordenador, inicia sesión en Messenger y conecta su cam. Está conectado. Y no es precisamente Marc.
- Buenas noches, amor. Pensaba que ya no te conectarías.
- Estaba Marc en casa, se ha quedado a cenar… No podía hacer otra cosa.
 ¿Algún día te darás cuenta de que a quien quieres de verdad es a mí?
- Yo no quiero a nadie, Mario. Pero llevo unos cuantos meses con él y ya te dije que no quiero dejarlo. Prefiero seguir viéndonos a escondidas o por la cam, y si algún día tú me demuestras que me quieres de verdad, yo lo dejo todo y me voy contigo.
- Yo no tengo que demostrarte nada, Julia. Creo que bastante te demuestro dejando que me beses y lo hagas conmigo teniendo todas las babas de el en todo tu cuerpo, ¿me entiendes? Yo soy la parte de los dos que lo pasa mal, que cada vez que no habla contigo sabe que otro te está tocando. ¿Piensas que es fácil? Pues no. Y bastante estoy aguantando ya.
- Lo siento, cariño. Lo siento. Pero, no puedo dejarle. Ha hecho muchas cosas por mí y prefiero que esto siga así un tiempo. Nos divertimos, nos gustamos, ¿Qué tiene de malo? Deja que pase el tiempo, por favor. Un mes. O quizás dos. Entiéndeme…
- Yo te entiendo, pequeña. Por eso no voy a dejar de luchar por ti. Porque me encantas.
- Tú a mí también me encantas, cariño. Eres el mejor.
Y por la cam, se mandan un beso. Julia le avisa de que es demasiado tarde y tiene que irse a dormir, son las 23:45 y mañana a las 7 tiene que estar en pie.
Suena el pitido de su Samsung Galaxy, un WhatsApp, es el.
- Buenas noches bebe, que duermas bien y sueñes conmigo, que de cumplir tus sueños me encargo yo. Te quiero.
No contesta. No sabe si lo que está haciendo está bien o mal, pero siente por los dos. Y aunque, en esta parte, el engañado sea Marc, no puede hacer nada para controlar sus sentimientos. Los quiere a los dos. Y va a seguir así hasta que se decida de verdad. ¿Qué tiene de malo? Es joven y puede liarse y follarse a quien le dé la gana.

Y así va a seguir haciéndolo. Aunque le siente mal ponerle los cuernos a Marc, es libre y tiene el derecho de hacer lo que es mejor para ella. Quizás su egoísmo le pase factura muy pronto… 

martes, 6 de agosto de 2013

Capítulo 7

Martes, por la tarde en un lugar de la ciudad.
Hoy el día ha sido normal. Ha ido a clase por la mañana y ha vuelto a casa. Está haciendo su parte del trabajo por ordenador y se la pasará a Erik para que el la imprima. No ha querido quedar con él y el, por suerte se lo ha puesto fácil y le ha dado la idea de hacerlo cada uno en su casa. Es extraño, no se termina de fiar del todo, pero bueno. Está en el Messenger, hablando con Erik sobre el trabajo, con Marta y con Julia. Fabián se ha ido hoy a trabajar con su padre, pero igualmente le ha sorprendido con su mensaje de buenos días, a las siete de la mañana.
-       - Buenos días, pequeña. Hoy va a ser difícil que nos veamos, espero que no te agobies mucho haciendo el trabajo y que no te moleste, cuando vuelva de trabajar te llamo para vernos aunque sea media hora, que lo necesito. Bueno, en realidad te necesito a ti. Levántate y comete el mundo con tu sonrisa, que de comerte a ti ya me encargare yo.
Desde que lo ha leído tiene una sonrisa en los labios, le contesto al instante y estuvieron hablando en la hora del recreo hasta que él se fue a trabajar. A la hora de comer, le ha llamado y ahora, Paola está esperando a que le llame para verlo. Ella también lo necesita, claro que lo necesita. Si no fuera por él, por lo bien que la trata, estaría mucho más recaída. Pero es que ese chico ha llegado en el momento indicado y no lo va a dejar escapar. Le encanta y cuando esta con él, las horas se convierten en minutos. Cuanto le gustaría estar las 24 horas del día con él, todos los días se la semana… No quiere enamorarse, pero no se lo está poniendo fácil.

En ese momento, en un lugar más alejado de la ciudad.
Lleva muchas horas trabajando y todas ellas ha estado pensando en Paola. Desde que lo dejo con Lucia, hace tanto tiempo ya, había estado con otras pero ninguna como Paola. Le hace sentir bien, feliz, único. Le hace sentir que todo vuelve a ser fácil y que haga lo que haga, va a tener a una persona ahí, para hacerle feliz y apoyarlo en todo lo bueno o malo que le pase. Sin duda, el no va a dejar que tenga ningún momento triste. Va a cuidarla y protegerla como nunca ha cuidado a otra, se ha prometido a si mismo que esta vez es la buena y que ella es la mujer de su vida. Lo tiene claro y eso que solo llevan veinticuatro horas… ¿Por qué no deja de pensar en ella? Aunque, en verdad, se le hace más fácil trabajar con ella en la cabeza. Y con la música en sus oídos. Combinando entre flamenco y reggaetón. Todas las canciones le recuerdan a ella. Coge su móvil y mira sus últimas fotos. La ultima y es de ellos dos besándose, la otra, es de ella sola de improviso, y cuatro más abrazados o besándose. Escoge una y se la pone de perfil de WhatsApp, le da igual lo que la gente opine. Solo quiere ser feliz en ese momento y nada ni nadie le va a quitar esa felicidad.

Minutos más tarde, en un lugar cercano a la ciudad.
Ninguno de los dos ha terminado su parte. Por suerte, todavía quedan dos días mas para entregarlo. Aunque a él, eso no le importe mucho. El nick de Paola le ha confirmado sus sospechas. “Paola. F<3” Y su foto, aún más. Salen Fabián y ella, abrazados, ella encima de el y sonriendo a la cámara. Erik también guarda una foto así con ella, en un marco que ella le regalado para sus dos meses. Lo tiene guardado como un tesoro y aunque ya no ocupe su mesita de noche, sigue teniéndolo igual de presente cada vez que se levanta por la mañana. Ni la aventura con Lucia consigue hacer que se olvide de Paola. Está enamorado, desde el primer momento pero sabe, que ahora más que nunca. Quizás su problema fue no valorar las cosas cuando las tenía y lamentarse demasiado tarde. El nunca imagino que lo iban a dejar para siempre, siempre se daban otra oportunidad pero esa vez… Paola lo tenía claro. No quería seguir con eso y aunque el sí, se cargó con su orgullo y hizo como si no le importara. Y sigue con esa coraza de no mostrarle sus sentimientos. ¿Y si se los muestra, ganaría algo? Prefiere no jugársela. No quiere que le vuelva a rechazar, no soporta ser rechazado.

lunes, 5 de agosto de 2013

Capítulo 6

Esta tumbada en la cama, llorosa, pensando en él. Marta lleva unos meses que no es ella, justo desde cuando Julia y Marc comenzaron a salir juntos. Lleva enamorada de él desde hace muchos años, casi tantos como desde cuando le conoce. Desde siempre, han ido a la misma clase, han compartido todos los momentos de su vida, sus grandes secretos, todo… Pero hace unos años, se dio cuenta de que ese chico, era para ella y que nunca encontraría a otro como él. No se cansa de luchar, porque sabe que vale la pena. Decidida de no volver a derrumbarse más, se limpia las lágrimas y coge su móvil. Va a escribirle un WhatsApp, es hora. Pero, la puerta de su habitación se abre y Lucas, su hermano, la descubre secándose las lágrimas.
- ¿Qué te pasa?
- Nada… estaba viendo un vídeo de amor precioso, ya sabes que soy muy emotiva para esas cosas.
- Ya claro… - se acerca a ella y se sienta a un lado de la cama, Marta se sienta a su lado – Marta, te conozco. Y soy tu hermano mayor, tienes que contarme tus problemas. Porque sabes que siempre daré la cara por ti y te antepondré a todo.
- Lucas, no seas pesado… No me pasa nada. Solo una mala racha.
- ¿Sí? ¿Desde cuándo esa mala racha? ¿Desde qué Julia y Marc están juntos?
Silencio. Marta no sabe que decir. Se inclina para apoyarse sobre su hombro y vuelve a llorar.
- No llores, pequeña…
- Sabes lo mucho que significa el para mí, lo mucho que lo quiero desde que éramos dos críos, tú lo conoces mejor que yo… ¿porque esta con ella y no conmigo?
- Porque tú siempre le has demostrado que eras una amiga. Nada más. Nunca te ha visto con otros ojos. Tienes que ser valiente e ir a por él. ¿Piensas que te va a rechazar? Lo he hablado mucho con él, le conozco desde que nació, es mi mejor amigo y sé que tú eres el tipo de chica que le gusta. Alegre, simpática, extrovertida, cariñosa, amable, guapa… Lo tienes todo. Solo que no se lo demuestras.
- Pero Lucas, esta con Julia. Y yo no me voy a meter. Porque no puedo… soy incapaz de hacer daño a uno de los dos.
- De tan buena eres tan tonta, tata… ¿Ella ha mirado por ti? O mejor dicho, ¿tienes algún tipo de relación más allá del hola y adiós con Julia? No tienes por qué respetar.
- Pero es amiga de Paola y si tengo algún problema con Julia, no sé de qué parte se pondrá ella.
- Os conocéis desde que nacisteis, está claro que se pondría de tu parte. Pero no tiene por qué elegir. Paola es una chica lista y sabe lo que hace.
- ¿Desde cuando hablas tú tan bien de Paola? – le mira, frunciendo el ceño, mientras el mira hacia otro lado- No será que te gusta, ¿no?
Más silencio.
- Pues lo tienes chungo. Esta con Fabián. Bueno, estar lo que se dice estar, no… pero algo tienen.
- ¿Ah, sí? No lo sabía. Me alegro por él. No me gusta Paola, ya sabes que me van más las rubias.
- Entonces, lígate a Julia y me dejas vía libre.
- Julia tampoco me gusta. Sabes de sobra lo que opino de ella, tú y Marc.
- Entonces… ¿Quién te gusta?
- A ti te lo voy a decir – ríe- para que lo sepa todo el pueblo, bocazas.
- No me llames bocazas. – da un salto para ponerse de pie y le propina un puñetazo en su hombro izquierdo, comienza la pelea.
Lucas siempre entrena a Marta, el hace cinco años que va a MMA y es un gran luchador, siempre suele salir vencedor en sus peleas, pero desde hace unos meses Marta se ha puesto en forma y sus golpes le empiezan a doler un poco. Le está enseñando bien. Sabe que para una mujer, tener fuerza y saber pelear es primordial. Ya lo dice una frase: “Seduce como una mujer, insulta como un camionero y pelea como un boxeador.” Desde que Marta nació, le da mucho miedo que pueda tener problemas y no se sepa defender, por eso desde siempre ha intentado enseñarla, o cuanto menos, ir detrás de ella. Marta no es una chica problemática pero tiene mucho carácter y no se suele callar ni una y menos cuando las cosas no son de su agrado. Pero la conversación con su hermana le ha hecho pensar… No le gusta Paola, ni Julia, le gusta Lucia… Desde que la conoció. Consiguió un par de besos y un revolcón en una noche loca, pero nada más. Ni una llamada al día siguiente ni nada, y el, es obvio, que no iba a ir detrás. De eso hacen ya algunos meses, justo después de cortar con Fabián. Nadie lo sabe. Es su secreto y lo seguirá siendo hasta el día en que no pueda más, vaya a su casa y se declare a ella. Pero sabe cómo es, no es buena para una relación y no es del todo de fiar. Por eso ha intentado buscar a otras chicas, pero ninguna es como ella… No solo por su belleza que a la vista está que es preciosa, si no por lo que le hizo sentir aquel día y durante los meses que fueron amigo y en parte ‘cuñados’. Fabián es como un hermano para él, al igual que Marc. Siempre han estado juntos, en las buenas y en las malas. Pero desde que Marc comenzó su relación con Julia se ha alejado un poco de él, y no sabe porque. Siguen viéndose, quedando, hablando, pero nada es lo mismo.
La situación en casa de Marta y Lucas no es fácil, su madre tiene cáncer de mama y está luchando como puede, su padre, trabaja casi todo el día para seguir adelante con su familia. Sus dos hermanos mayores, de 23 y 27 años, Alberto y Virginia, se fueron de casa hace unos años. Comparten vida con sus parejas y ambos tienen un hijo. Virginia, está embarazada del segundo y Alberto, para junio del año que viene tiene pendiente su boda. Esto hace feliz a Lola, la madre de ambos, pero por su enfermedad no saben cuánto tiempo va a estar con ellos. Es su secreto, nadie más lo sabe excepto amigos cercanos, no es algo que se deba contar, y mucho menos ellos, que son dos personas que se suelen guardar las cosas para sí mismos y encuentran apoyo el uno en el otro.

domingo, 4 de agosto de 2013

Personajes principales

Paola
















Fabián
















Julia

















Marc












Lucia
















Erik
















Marta
Lucas
















¡Hola! Para que tengáis una idea de como es quien, aquí os dejo fotos de los personajes. Y con esto quiero deciros que muchas gracias por leer la novela, pasaros a comentar, seguir... en fin, todo lo que hacéis para que el blog siga funcionando. Hoy, he puesto un encabezado y un cursor nuevo, espero que os guste. Muchos besos y seguir disfrutando como yo de esta novela. ¡Muchas gracias!

sábado, 3 de agosto de 2013

Capítulo 5

Ya han llegado, Fabián aparca y los dos, van hacía dentro. Hacen cola y llega su turno, Paola pide un Happy Meal con agua (tan infantil como siempre) y eso hace sonreír a Fabián, en cambio el pide un menú Mc Pollo, con una cerveza.
Buscan una mesa libre y se sientan, uno enfrente del otro.
- No tienes por qué pagármelo, enserio… No hace falta, aquí tengo dinero.
- Quiero hacerlo, ¿vale? Otro día pagas tu.
Así que habrá otra ocasión. Esto alegra a ambos, ya que ninguno se opone. Y siguen comiendo.
- Te has manchado… - Dice Paola, señalándole el labio, en el que todavía se le ve la cicatriz de la herida.
- Vaya. – Y se dispone a limpiarse, pero Paola se acerca a el… y sin pensarlo, le besa. Un beso corto, pero significativo. El primero de muchos otros.
Los dos se quedan en silencio, y Paola enrojece. No le ha gustado. No sabe porque lo ha hecho, pero tenía ganas. Muchas ganas. Y sin pensarlo dos veces, Fabián se acerca a ella y la besa. Un beso más largo, en este sí que abren sus bocas y se dejan llevar. Tanto, que Fabián tira la cerveza. Esta se cae por toda la mesa y mancha sus pantalones. Por suerte, los de Paola no. No sabría cómo reaccionar si se manchara. ¡Vaya putada! Piensa Fabián para sí mismo, mientras Paola ríe, a carcajada limpia, con la cara de sorpresa y desagrado de él.
- Lo siento… pero es que tu cara es muy graciosa.
- ¿Me estás diciendo que te hace gracia mi cara? – le mira, confuso.
- No, no… Solo digo que ha sido graciosa la situación.
- Todo ha sido culpa tuya. Por ponerme nervioso.
- ¡Si hombre! Me vas a echar la culpa a mí, siendo tú el que te has lanzado…
- Pero tú me has besado primero. La culpa la tienes tú.
Paola le mira, frunciendo el ceño. Y el, se levanta se sienta a su lado y le da otro largo beso. Más sentido, más placentero para los dos. Le gusta, le encanta. Fabián se acerca a su oído y le dice susurrando.
- Me encantas.
Esto hace enrojecer más a la chica. ¡Joder! No sabe porque esta tan nerviosa, nunca le había pasado esto con otro chico. Ni con Erik, ni con nadie. Él es especial, tiene algo diferente… Y se lanza, le rodea con sus brazos y vuelve a besarlo. No quiere dejar de hacerlo.
Un pitido hace que paren. Es el móvil de Paola. Un whatssap. De Erik.
- Tenemos que quedar esta tarde para el trabajo, no te me escapas, pequeña.
Paola suspira. ¡Qué pesado! Es capaz de joderle hasta los mejores momentos. Fabián nota en su impresión algo diferente… algo malo.
- ¿Qué pasa?
- Nada, mi ex… Que el puto profesor de filosofía nos ha puesto juntos en un trabajo, y me ha dicho que tenemos que quedar esta tarde para hacerlo.
- No tengo porque preocuparme, ¿no?
- ¿Preocuparte, porque?
- Porque ahora eres mía. Solo mía. Y si ese se mete, tendré que usar mi fuerza.
- No tienes que usar nada. Es pasado. ¿Y tu, con tu ex novia, que? Ya me han dicho que tuviste novia hace poco.
- Como la misma palabra dice, es ex. No quiero nada con ella. No me hacía feliz.
Los dos se quedan en silencio.
- Yo creo que tú sí que podrías hacerme feliz. – le dice, mirándola a los ojos.
- Ojala… Porque no sé cómo me lo monto, pero a las personas que quiero de verdad siempre termino perdiéndolas. Aún no estamos juntos, y no sé si lo estaremos… Pero si tú ahora me dices que desapareces de mi vida, no sé cómo reaccionaría. Te has vuelto demasiado importante.
- No voy a desaparecer de tu vida, princesa. Ni quiero, ni puedo. Y mucho menos lo voy a hacer.

Un poco más tarde, en un lugar de la ciudad, ajeno a lo que estaba pasando en aquel Mc Donald's…
Lucia es una chica alta, muy atractiva, de ojos azules hipnotizadores y pelo rubio. Sus medidas son prácticamente 90-60-90, ¿sus mayores defectos? Su maldad y su gran autoestima. Siempre se cree la mejor de todas, la más guapa, la más lista… y desde hace unos años es la gran enemiga de Paola, sin que esta lo sepa. Ella lo hizo con Erik mientras Paola estaba con el y siguieron haciéndolo mintiendo a la chica. ¿Ahora? Su propósito es volver a quitarle el novio.
- ¿Tú crees que Paola y Fabián se enrollaran?
- Yo creo que sí. Ese tonto no va a dejar escapar a un bombón como Paola. – dice Erik.
- Así que un bombón, ¿eh? – dice Lucia, mordiéndole a la oreja a Erik. – Pues tu dejaste escapar a ese bombón por mí.
- Porque tú eres otro bombón…
Y se besan. Un beso más largo, más profundo. Se tiran en la cama, Lucia encima de él, y van turnándose. Aquella relación es solo sexo, algo que hacer para no estar aburridos. Pero tanto Lucia como Erik saben que si Paola se decide por volver con él, este no dudara ni un segundo en hacerlo. Solo es diversión lo que comparten, horas de sexo y ya está.
La rabia de Lucia hacia Paola va aumentando por segundos. Todos los chicos que a ella le han gustado alguna vez, Paola ha salido o se ha liado con ellos. Y ahora Fabián, que es el ex de Lucia.
Hace mucho tiempo de esa relación, mucho antes de lo suyo con Erik, pero ella no ha conseguido olvidarle. Fue su primer amor. Con 14 años, y ahora está a punto de cumplir 18. Eso termino muy mal por ambas partes pero ella está segura de que volverá a ser suyo. Que nunca encontrara a una chica como ella. Y mucho menos Paola, que no le llega a la suela de los zapatos.

Minutos más tarde, en aquella habitación, dos cuerpos desnudos, sudados… y no precisamente por el calor.
- ¿Te ha contestado ya esa puta?
- No, no me ha contestado. Luego la llamare o pasare por su casa, más que nada por el trabajo. Y no la llames puta, sabes de sobra que no lo es.
- ¡Ay! Siempre defendiéndola, de verdad… ¡Pues te ha reemplazado muy pronto, chico! Y encima, esa guarra, ¡va a por mi ex!
- Creo que ha sido al revés, que tu ex ha ido a por ella. Y no sé cómo lo llamas así todavía si han pasado casi cuatro años. Empiezo a pensar que estás loca.
- ¿Yo, loca? ¡Qué va! Esa sí que está loca. No tuvo suficiente con irse contigo, sabiendo perfectamente que me atraías.
- ¿Y qué? Ella no era tu amiga, no tenía por qué tenerte respeto. En cambio te lo tuvo, porque no es tonta, y sabe que lo hacíamos mientras estábamos juntos. Y nunca te ha dirigido ni una mala palabra o mirada.
- ¡Porque sabe que la rompo!
- No creas… No le has visto sacar su mal humor.
- Ay, de verdad. Dejemos el tema. Que me agobia. ¿Vamos a comer? Tengo un par de pizzas en casa.
- Vale.

jueves, 1 de agosto de 2013

Capítulo 4

Hace diez meses, en el centro de la ciudad.
- Creo que lo mejor es dejarlo aquí. – Dice ella, con lágrimas en los ojos.
- ¿Por qué? ¿No me quieres?
- ¿Cómo que porque? Porque tú te vas de fiesta sin avisarme, porque me entero de todo lo que haces por parte de las otras personas y no por ti. Porque no confías en mí, o eso o me ocultas cosas, y no sé qué es peor… Porque llevamos un año y cinco meses, has sido mi adolescencia, pero me he dado cuenta que ya no… Esto no puede ser. No somos compatibles, no nos soportamos, si no fueras mi novio… o lo que seas ahora, no podría mantener una conversación contigo. Esto es mejor dejarlo aquí, me has hecho muy feliz, te he querido mucho y, ¿sabes porque lo sé? Porque me has hecho mucho daño. Tanto, que no sé ni cómo eres capaz de mirarme a la cara. Esto se acabó, Erik… tu por tu lado y yo por el mío. Te quiero tanto que prefiero tu felicidad y sé que no está a mi lado.
Y dicho esto, Paola se va. Sin despedirse, abre la puerta de casa de Erik y sale, llorando. ¿Ha tomado la decisión correcta? Claro que sí. Los últimos meses han estado llenos de discusiones y mentiras, ella no se fía de él y él no le da ningún motivo para que lo haga, así que esa historia que empezó en enero del 2011, ya ha terminado. Como pasa el tiempo, gracias a él ha hecho el gran cambio de niña a mujer. Perdió su virginidad con él, fue el primero en todo. En hacerla feliz y en hacerla sufrir, debe de sentirse muy orgulloso. Ningún otro chico ha tenido nada con Paola y eso que siempre ha sido muy deseada, aunque ella no lo supiera.

En ese mismo instante, en la clase de filosofía del señor Manuel.
Suena el timbre. La clase se termina y Paola aprovecha para hablar con su profesor.
- Manuel, ¿puedo hablar contigo, por favor?
- Claro señorita, dime.
- ¿Me puedes cambiar de pareja? No creo que con Erik este demasiado a gusto como para hacer este trabajo que significa tanto para la nota. Y no quiero suspender.
- Paola, comportase como una chica madura que ya tiene 17 años. Si ha tenido o no problemas con Erik no es de mi incumbencia, os he mandado a hacer un trabajo que tenéis que hacer si queréis aprobar. Lo demás, no me interesa. Lo siento, pero no puedo cambiarle de pareja.
Tras dejarle claro que no va a cambiarle de pareja, Manuel sale de la clase.
Ahora toca matemáticas, Paola se empieza a encontrar mal, y no sabe porque.
- ¿Por qué le pides que te cambie de pareja? Que pasa, ¿qué no quieres ni hacer un trabajo conmigo? Que poco madura, pequeña… - Dice Erik, acercándose a ella y tratando de rodearla con los brazos. Paola le empuja fríamente.
- Déjame en paz, si vamos a tener que hacer el puto trabajo este, espero que al menos no me molestes. Olvídame, que no cuesta tanto.
En el fondo y aunque no lo demuestre, Erik sigue loco por Paola. Esta seguro que es la mujer de su vida y que no supo aprovecharlo al cien por cien cuando la tenía. Pero, nunca es tarde para hacer las cosas bien. Y ese trabajo tiene que ser la pieza que haga que Paola y Erik vuelvan a ser felices juntos.
¿Con quién será más feliz que conmigo? Piensa el chico, malhumorado. Odia que Paola le trate así, como si no fuera nadie en su vida… ¡Después de todos los momentos que han vivido juntos! De sus primeras vacaciones en Ibiza juntos. De todo. Todos los momentos especiales de su vida tienen que ver con Paola. Se ha liado con otras chicas, pero ninguna tiene lo que ella tiene. ¿Y ella? ¿Se habrá liado con otros? No quiere pensarlo. Fue el primero. Y quiere ser el último. No se perdonaría a si mismo que otro tocara a Paola, se volvería loco. Si ha hecho algo o no con otro, espera no enterarse nunca. Porque si se entera… no sabría cómo reaccionar.
Paola está nerviosa, la profesora de matemáticas ha entrado y ha empezado a explicar no sé qué. No se está enterando de nada. No para de pensar en que va a tener que hacer un trabajo con Erik, ¡su ex! Su primer novio, el que la hizo mujer. Ya no siente nada por él, pero es obvio que le recorre un cosquilleo por el cuerpo cada vez que se acuerda de todo lo que ha vivido con el… Pero tiene a otro en su cabeza. Fabián González. ¿Cómo ha conseguido tanto en tan poco tiempo? Ni si quiera se han besado y ya se vuelve loca por él. En cuanto salga del instituto, le llamara. O mejor le enviara un whatsapp, pero no quiere agobiarle.

Unas horas más tarde.
El timbre hace que todos los estudiantes recojan sus cosas y salgan. Paola es la primera de su clase. ¡No aguantaba más! Mientras camina por el pasillo, enciende su móvil.
Espera a que cargue. No tiene mensajes, ni llamadas perdidas. Fabián no se ha acordado de ella.
Suspira mientras abre la puerta de entrada del instituto.
Se queda en blanco, Fabián está ahí, apoyado en una farola de al lado del instituto, ¿la esperara a ella? Sí, porque nada más que la ve salir, va a por ella.
- Perdón por haberte venido a buscar, sin avisarte. Tenía muchas ganas de verte.
Se dan dos besos. Paola no tiene palabras. Pasa mucha gente saliendo del instituto, pero ella solo tiene ojos para él.
- ¿Quieres que vayamos a comer algún sitio? Te invito a un McDonald’s, mi presupuesto no da para más.
- No hace falta, Fabián, de verdad…
- No hace falta, pero quiero hacerlo. – Le interrumpe. – Te mereces mucho más que una comida en el McDonald’s.
Ella sonríe. ¿Qué tendrá él? No lo sabe, pero le encanta. Y juntos pasean hasta que Fabián frena delante de una moto. Es suya, porque saca dos cascos de su mochila. No entiende mucho de motos, pero esa es preciosa. ¿O será que gracias a él lo ve todo con buenos ojos? Suspira. Le encanta, pero tiene miedo.
- Me… me da miedo… subirme a una moto. – Dice, sonrojándose.
- No pasa nada. ¿Crees que voy a hacerte algo? Aunque piensa, al menos si tengo un accidente y me muero, espero que sea con una chica tan bonita como tú.
Se sonroja aún más. Y sonríe, y Fabián con ella, y le planta un beso en la mejilla. Cuanto hubiera querido que fuera en la boca. Le da el casco, se lo pone y le ayuda a subir a la parte de atrás de la moto. Se sube el y la invita a agarrarse.
- Agárrate fuerte.
- Vale. – Dice ella, agarrándose a su espalda con fuerza.
Mete las llaves y enciende la moto. Va lento, mucho más de lo que suele ir, porque ella va detrás.

miércoles, 31 de julio de 2013

Capítulo 3

Entra a clase. Como de costumbre, su mejor amiga Julia no ha venido a clase. Pero ahí está Marta, y viene corriendo a saludarla.
- Hola, Paola. – Dice Marta, dándole dos besos y un abrazo.
- Hola, Marta.
- ¿Qué tal? ¿Cómo es que vienes a segunda hora?
-  Me he dormido…
Si, ya, claro… - Levanta una ceja- ¿Qué tienes con Fabián?
Paola suspira, ¿cómo lo sabe? Es fácil. Fabián y Marta se llevan muy bien.
- Nada… Nos llevamos bien.
- ¿Solo bien? Le conozco muchísimo y sé que le gustas. Aprovéchalo. Ya es hora de que vayas teniendo a alguien que te trate bien, y el, lo hará.
-  Si tiene que pasar algo, pasara… Tiempo al tiempo.
De repente la puerta de la clase se abre. Es Manuel Duarte. El profesor de filosofía. Tiene aproximadamente 52 años, nunca quiere decir su edad, pero es lo que aparenta. Lleva una barba blanca y el pelo negro con canas blancas que cada día se le notan más. Mide 1’70cm aproximadamente y tiene barriga cervecera. Eso es lo que más le caracteriza, su barriga, y su mal humor. Las clases con el son una tortura.
- Chicos, sentaros todos. – Se moja los labios con su propia saliva. – Estamos a finales de Mayo y pronto tendremos los exámenes finales y trabajos. Por mi parte y en mi clase, os daré dos dossieres. Uno tendréis que completarlo solos y otro con un compañero. Aparte del examen, claro. – Deja de hablar con una gran sonrisa, viendo las caras de preocupación de sus alumnos. – Y no, no podréis elegir la pareja con la que hacer el dossier. El lunes de la semana que viene lo quiero todo completo, estamos a martes, o sea, que lo podéis completar perfectamente. No salgáis, y listo. A continuación os iré diciendo las parejas.
Manuel se sienta y saca una hoja en la que tiene apuntadas las parejas. Va diciéndolas y estas, se acercan a coger los dossieres.
-  Julia Martínez y Oscar Gutiérrez.
Esta vez, solo va Oscar a por los dossieres.
- ¿Julia sigue sin venir, verdad? – Se dirige a Paola. – Dile de mi parte cuando la veas, que la veras, que mi asignatura la tiene suspendida por falta de asistencia. ¡No ha venido ni a ocho clases en todo el curso!
Después del cabreo, sigue diciendo los nombres.
- Paola Fresno y Erik Ledesma.

Paola y Erik se levantan y van a por los dossieres, por su parte, Paola, no está muy contenta. Ese chico de ojos marrones, pelo rubio y de casi 1’80cm de altura, es su ex. Y no le hace demasiada ilusión hacer un trabajo con él. Y menos ahora, que Fabián comienza a estar en su cabeza.