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sábado, 17 de agosto de 2013

Capítulo 15

Sola. En esa soledad que a veces le atormenta y otras necesita, en ese silencio donde nadie puede decir nada que le moleste o le siente bien. Soledad. Donde poder llorar a gusto, sin que nadie la vea. Porque lo que más odia en el mundo es que la vean llorar. Pero sin embargo, necesita alguien que la consuele, alguien que le mire a sus ojos llenos de lágrimas y le prometa que todo va a salir bien. Llora. Llora desconsoladamente ahora que su casa está sola y nadie puede molestarla. ¿Por qué las cosas son tan difíciles a veces? ¿Por qué el corazón decide a quien querer sin importarle el daño que pueda causar? ¿Por qué la vida pone obstáculos que a veces son imposibles de saltar? Suena el timbre de su casa. Y eso la despierta de su mundo. ¿Quién será? Camina hacia la puerta y mira por la mirilla. Es Marc. ¿Qué querrá? Un ‘ya voy’ y corriendo va al baño a limpiarse la cara. Tiene los ojos llorosos, las ojeras pronunciadas y pocas ganas en el fondo de sus ojos. Pero ahí está el, la única persona en el mundo que puede devolverle las ganas.
Un poco más visible, un corrector de ojeras y una coleta alta y va hacía la puerta a abrirle. Parece que él tampoco está muy bien. Sus ojos delatan que ha llorado, quizás no tanto como ella pero lo ha hecho.
- Hola.
- Hola. Perdón que venga hasta aquí pero te necesitaba… - dos besos y entran hacia el salón, se sientan en el sofá, juntos, sus piernas rozándose.
- ¿Qué ha pasado?
- Esta mañana he ido a ver a Julia, me la he encontrado desnuda con otro chaval en su cama. Me ha puesto los cuernos y a tenido el valor de decirme que no era la primera vez. Por lo menos no me ha mentido, pero me duele.
- Lo siento… Pero se veía venir.
- Lo sé, por eso vengo aquí, para pedirte perdón por todas las veces que me has avisado de que me iba a hacer daño y no te he hecho caso, por todas las veces que nos hemos picado por este asunto y sin embargo, tu tenías razón en todo… Ella no es la mujer de mi vida.
- No te culpes de nada, mejor tarde que nunca para darse cuenta de las cosas.
- Lo sé, pero creo que ha sido demasiado tarde. Cuatro meses engañándome la persona que quería, pero por suerte, esta mañana ya iba con la idea de terminar con eso. Me he enamorado de otra.
- Ah, ¿sí? – las lágrimas vuelven a aparecer en sus ojos marrones en un intento suicida de salir pero no, no permite que salgan, es fuerte y no va a demostrarle a nadie su debilidad.
- Sí, me enamorado de otra que me trataría como me merezco, me querría como ninguna ha sabido hacerlo y me valoraría cada detalle que hiciera por ella. – se enciende un cigarrillo - ¿Se puede fumar aquí, no? – Marta asiente con la cabeza, Marc enciende el cigarro y le da una calada – Pues eso, me he enamorado de la persona perfecta, de la chica diez, de la mejor persona que he conocido desde que nací.
Silencio. No salen las palabras por parte de ninguno de los dos. Marc la mira mientras ella intenta apartar su mirada, pero sus ojos cada vez se inundan en más lágrimas y le piden a gritos salir. Pero no. No salen, aunque no sabe por cuánto tiempo.
- Me he enamorado de ti.
Marta se gira y lo mira, extrañada, confusa. ¿Es verdad lo que está diciendo o es un sueño? No hace falta soñar cuando la vida real supera tus sueños. Y sin darle tiempo a pensar, Marc se inclina sobre ella y la besa. Un beso largo, lleno de amor y pasión, lleno de deseos controlados por el tiempo, lleno de ganas. Muchas ganas. Dejándose llevar en ese sofá. La tumba y se tumba encima de ella, besándola, los labios, el cuello, mordiendo sus pequeñas orejas, notando el calor, el deseo… Tocando su cuerpo con la yema de sus dedos, viendo su cara de placer, de ganas, de infinitas ganas de hacer el amor con él. Él lo nota y sigue adelante, quitándole la camisa, desabrochando sus shorts, quitándose el su camisa, sus pantalones. Y al poco rato dos cuerpos desnudos dejándose llevar por lo que querían haber hecho hace muchos años. Sudando. Perdiendo el control. Disfrutando. Gimiendo, respirando el cuerpo del otro. Acalorados, deseosos de placer, han llegado a la conclusión de que eso es lo que necesitan en sus vidas. Marta ya se había dado cuenta hace mucho tiempo pero Marc, ahora sabe a ciencia cierta que no habrá otra chica que le provoque las mismas sensaciones que le está provocando Marta. Ni si quiera Julia en su momento le desato tanta lujuria. Dos cuerpos en uno en una calle de Barcelona, pidiéndose a gritos no soltarse nunca.

4 comentarios:

  1. AAAAAAAAAAAAAAAAA! Es mi grito de alegría. ME ENCANTA! Es precioso, ¡En serio. Qué bonito! Ya era hora Marc, por Dios. Jajaja Y la Julia esa, qué perra! Espero ver como sigue esto. Un besito :)

    PD: Escribes realmente genial. Es decir, fue como leer un libro de verdad. Lo has descrito a la perfección. Me lo he imaginado detalle a detalle.

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  2. Ohh Dioos mioo!!!! Es realmente precioso!! Lo has escrito tan bien que las imágenes han ido solas a mi cabezaa:) Te felicito de verdad. ¡Me muero de ganas de leer mas!
    Un besazo!

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